La importancia de la iluminación

Históricamente, el ser humano ha estado muy ligado a la luz y al color, debido a la estrecha relación que guarda con el entorno en el cual se desenvuelve. La percepción que tenemos de estos dos fenómenos naturales surge como resultado de la interpretación que nuestro cerebro hace al captar y percibir estas ondas reflejadas en los objetos y convertirlas en impulsos bioeléctricos.

La luz es un tipo de radiación electromagnética que se propaga a través de ondas y se distribuye en forma de varias longitudes de onda, a cada cual le corresponde un color característico, reflejada por el propio objeto. Ambos fenómenos influyen en el estado de ánimo ya que la luz, por si sola, es estimulante y además, el color que viene reflejado de los objetos nos provoca una serie de cambios hormonales y fisiológicos que influyen directamente en nuestro pensamiento, comportamiento, sentimientos y emociones. A esto se le añade la expresión simbólica que las diferentes culturas otorgan a cada tonalidad, fruto de un aprendizaje social y colectivo. No obstante, la luz no sólo influye en la percepción de los colores, sino en la forma y textura de los objetos.

Factores como el tipo de luz, el brillo, la calidez o tonalidad y la potencia utilizadas para decorar un entorno interior o exterior definen la sensación que va a tener el receptor, lo cual es importante si queremos crear espacios confortables y que den sensación de bienestar o espacios más productivos, bien en casa o bien en el lugar de trabajo. En 1950, Richard Kelly fue un pionero en el uso de la iluminación decorativa cualitativa, diseñando un enfoque triple que permitía resaltar objetos, lavar superficies y crear detalles nítidos. Kelly hizo una distinción de tres tipos de luz que, combinados correctamente entre sí y en comunión con los factores restantes, consigue un diseño equilibrado:

·         Resplandor focal o luz para mirar: Por si solo llama la atención del espectador, separando lo importante de lo menos importante y ayudando, de esta manera, a ver.

·         Luminiscencia ambiental o luz para ver: Produce una luz sin sombras, minimiza la forma y el volumen y hace que los alrededores sean seguros y tranquilos.

·         Juego de brillantes, patrón de luz o destello o luz para contemplar: Excita los nervios ópticos, estimula el cuerpo, aviva el apetito, despierta la curiosidad y agudiza el ingenio.

Por estas razones, una iluminación correcta permite:

  • Distinguir formas y colores.
  • No causa fatiga visual.
  • Proporciona unas condiciones de visibilidad adecuadas.
  • Aumenta el rendimiento, la productividad, la seguridad y el confort.

En contrapartida, una iluminación inadecuada puede conducir a situaciones que causen dolores de cabeza, incomodidad, fatiga visual, accidentes o pérdida de visión. Atendiendo a esto, lo mejor es aprovechar la luz natural siempre que podamos pero, a la hora de iluminar artificialmente es importante plantearse:

  • ¿Sobre qué queremos incidir?.
  • ¿Dónde o en qué estancia queremos colocarlo?.
  • ¿Qué actividad que se va a llevar a cabo en ella?.
  • ¿Qué artículo queremos?.

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